Gotas de Silencio
¿ Cómo poner en palabras aquello que no sucedió? Si no hay gritos, reclamos ni insultos. Preferirías que te diera un golpe, aunque te doliera en el cuerpo. Al fin y al cabo, es más fácil sanar de aquello que se puede ver y palpar a diferencia de lo que es invisible a los ojos de todos. Si te alzara la voz, cuando menos tendrías la oportunidad de defenderte, de gritarle de vuelta y sacar del pecho todo lo que llevabas cargando. Pero no… solo silencio, vacío, desconexión, ausencia… Un minuto estás “bien” y de repente todo se detiene, como un impacto de frente a 120 km por hora. Un escalofrío recorre tu cuerpo de inmediato, una opresión en el pecho que te avisa del peligro. ¿Peligro de qué? Te preguntas a menudo. Si no hay puños, insultos ni jaloneos. Sabes que el castigo es más simple, más sutil, más fino. Simplemente ya no existes, no te ve, no te escucha, no te habla. Pasaste en segundos de ser persona a ser objeto, una piedra tal vez. Sin importar en dónde o co